¡Se Tropiezan de Día!
Mateo 26:41, Es una interminable batalla interior.
El gran San Agustín
(354-430) peleó la batalla durante muchos años. Vivió la primera parte de su
vida en la carne. Y un día mientras leía la Biblia, estos versículos
inmediatamente lo tocaron y cambió de ser un hombre que vivía en la carne a ser
un hombre viviendo en el Espíritu por siempre.
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¡Se Tropiezan de
Noche!
¡Es Una Constante Batalla Interna!
"Velad y orad para que no
entréis en tentación.
El espíritu está dispuesto,
mas
la carne, es débil".
Es la batalla
entre el espíritu y la carne. Una batalla que dura toda la vida... esto es, si
le permitimos que así sea.
Génesis 6:3,
"Entonces dijo Yahvé: « No permanecerá para
siempre mi espíritu en el hombre, a causa de su delito; no es más que carne, y
serán sus días ciento veinte años. »".
Lucas 24:39,
"Mirad mis manos y mis pies: soy Yo mismo. Palpadme y ved que un
espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que Yo tengo".
Juan 3:6, "Lo nacido de la carne es
carne; y lo nacido del Espíritu es espíritu".
Juan
6:63,
"El espíritu es el que
vivifica; la carne para nada aprovecha. Las palabras que Yo os he dicho, son
espíritu y son vida".
Romanos 8:1-22,
"De
consiguiente nada hay ahora digno de condenación en aquellos que están en Cristo
Jesús, y que no siguen la carne. (2) Porque la ley del espíritu de vida,
que está en Cristo Jesús, me ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
(3) Pues lo que era imposible que la ley hiciese, estando como estaba debilitada
por la carne, hízolo Dios cuando habiendo enviado a su Hijo revestido de una
carne semejante a la del pecado, y héchole víctima por el pecado, mató
así al pecado en la carne, (4) a fin de que la justificación de la ley tuviese
su cumplimiento en nosotros, que no vivimos conforme a la carne, sino conforme
al espíritu. (5) Porque los que viven según la carne, se saborean con las
cosas que son de la carne; cuando los que viven según el espíritu, gustan de las
que son del espíritu. (6) La sabiduría de la carne es una muerte, en lugar
de que la sabiduría de las cosas del espíritu, es vida y paz: (7) por
cuanto la sabiduría de la carne es enemiga de Dios; como que no está sumisa a la
ley de Dios, ni es posible que lo esté siendo contraria a
ella. (8) Por donde los que viven según la carne, no pueden agradar a
Dios. (9) Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el
espíritu, si es que el espíritu de Dios habita en vosotros. Que si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, ese tal no es de Jesucristo. (10) Mas si Cristo
está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto, por razón del pecado, el
espíritu vive en virtud de la justificación. (11) Y si el Espíritu de aquel
que resucitó a Jesús de la muerte, habita en vosotros, el mismo que ha
resucitado a Jesucristo de la muerte dará vida también a vuestros cuerpos
mortales, en virtud de su espíritu que habita en vosotros. (12) Así
que, hermanos, somos deudores no a la carne, para vivir según la carne, (13)
porque si viviereis según la carne, moriréis; mas si con el espíritu hacéis
morir las obras de la carne, viviréis, (14) siendo cierto que los que se
rigen por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. (15) Porque no habéis
recibido el espíritu de servidumbre para obrar todavía por temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción de hijos en virtud del cual clamamos:
Abba, ¡oh Padre! (16) Y, porque el mismo Espíritu está dando testimonio a
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. (17) Y siendo hijos, somos también
herederos: herederos de Dios, y coherederos con Cristo, con tal, no obstante,
que padezcamos con él a fin de que seamos con él glorificados. (18) A la
verdad yo estoy persuadido de que los sufrimientos de la vida presente no son de
comparar con aquella gloria venidera, que se ha de manifestar en nosotros. (19)
Así las criaturas todas están aguardando con grande ansia la manifestación de
los hijos de Dios. (20) Porque se ven sujetas a la vanidad, no de grado,
sino por causa de aquel que les puso tal sujeción, con la esperanza, (21)
de que serán también ellas mismas libertadas de esa servidumbre a la corrupción,
para participar de la libertad y gloria de los hijos de Dios. (22) Porque
sabemos que hasta ahora todas las criaturas están suspirando, y como en dolores
de parto".
1Corintios 5:1-7,
"Es ya del dominio público que entre
vosotros hay fornicación, y fornicación tal, cual ni siquiera entre los
gentiles, a saber: que uno tenga la mujer de su padre. (2) Y vosotros
estáis engreídos, en vez de andar de luto, para que sea quitado de en medio de
vosotros el que tal hizo. (3) Pero yo, aunque ausente en cuerpo, mas
presente en espíritu, he juzgado, como si estuviese presente, al que tal
hizo. (4) Congregados en el nombre de nuestro Señor Jesús vosotros y mi
espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, (5) sea entregado ese tal a
Satanás, para destrucción de su carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el
día del Señor Jesús. (6) No es bueno que os jactéis así ¿Acaso no sabéis
que poca levadura pudre toda la masa? (7) Expurgad la vieja levadura, para que
seáis una masa nueva, así como sois ázimos porque ya nuestra Pascua, Cristo, ha
sido inmolada".
2Corintios 7:1,
"Teniendo, pues, carísimos, tales
promesas, purifiquémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
santificándonos cada vez más con un santo temor de Dios".
Gálatas
3:1-3,
"¡Oh, insensátos gálatas! ¿Cómo ha podido nadie fascinaros a vosotros,
ante cuyos ojos fue presentado Jesucristo clavado en una cruz? (2) Quisiera
saber de vosotros esto solo: si recibisteis el Espíritu por obra de la Ley o por
la palabra de la fe. (3) ¿Tan insensatos sois que habiendo comenzado por
Espíritu, acabáis ahora en carne?".
Gálatas 5:16-26,
"Digo pues:
Andad según el Espíritu, y ya no cumpliréis las concupiscencias de la
carne. (17) Porque la carne desea en contra del espíritu, y el espíritu en
contra de la carne, siendo cosas opuestas entre sí, a fin de que no hagáis
cuanto querríais. (18) Porque si os dejáis guiar por el Espíritu no estáis
bajo la Ley. (19) Y las obras de la carne son manifiestas, a saber:
fornicación, impureza, lascivia, (20) idolatría, hechicería, enemistades,
contiendas, celos, ira, litigios, banderías, divisiones, (21) envidias,
embriagueces, orgías y otras cosas semejantes, respecto de las cuales os
prevengo, como os lo he dicho ya, que los que hacen tales cosas no heredarán el
reino de los Dios. (22) En cambio, el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, (23) mansedumbre,
templanza. Contra tales cosas no hay ley. (24) Los que son de Cristo Jesús han
crucificado la carne con las pasiones y las conscupiscencias. (25) Si
vivimos por el Espíritu, por el Espíritu también caminemos. (26) No seamos
codiciosos de vanagloria, provocándonos unos a otros, envidiándonos
recíprocamente".
Gálatas 6:7-9,
"No os engañéis: Dios no se
deja burlar: pues lo que el hombre sembrare, eso cosechará. (8) El que siembra
en su carne, de la carne cosechará corrupción; mas el que siembra en el
Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. (9) No nos cansemos, pues, de
hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos".
Filipenses 3:3,
"Porque los circuncisos somos nosotros, que servimos
en espíritu a Dios y nos gloriamos en Jesucristo, lejos de poner confianza en la
carne".
1Pedro 3:18,
"Pues también Cristo murió una vez por todos los
pecados, el Justo por los injustos, a fin de llevarnos a Dios. Fue muerto en la
carne, pero llamado a la vida por el Espíritu".
1Pedro 4:5-6,
"Pero
darán cuenta a Aquel que está pronto para juzgar a vivos y a muertos. (6) Pues
para eso fue predicado el Evangelio también a los muertos, a fin de que
condenados en la carne, según los hombres, vivan según Dios en el espíritu".
1Tesalonicenses 4:1-8,
"Por lo demás, hermanos, os rogamos y
exhortamos en el Señor Jesús, que según aprendisteis de nosotros el modo en que
habéis de andar y agradar a Dios - como andáis ya - así abundéis en ellos más y
más. (2) Pues sabéis qué preceptos os hemos dado en nombre del Señor Jesús. (3)
Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os abstengáis de
la fornicación; (4) que cada uno de vosotros sepa poseer su propia mujer en
santificación y honra, (5) no con pasión de concupiscencia, como los gentiles
que no conocen a Dios; (6) y que nadie oprima a su hermano ni le engañe en
ningún asunto, porque el Señor es vengador de todas estas cosas, como ya antes
os hemos dicho y protestado; (7) porque no nos ha llamado Dios a vivir para
impureza, sino en santidad. (8) Así pues el que esto rechaza no rechaza a
un hombre, sino a Dios, que también os da su santo Espíritu".
Romanos 13:13-14,
"Andemos como de día, honestamente, no en banquetes y borracheras, no en
lechos y lascivias, no en contiendas y rivalidades; (14) antes bien, vestíos del
Señor Jesucristo y no os preocupéis de servir a la carne en orden a sus
concupiscencias".
Agustín regresó a la Iglesia, vino a ser
sacerdote y después obispo de Hiponia en el norte de África. Él escribió lo
que ha sido llamado el segundo libro más popular nunca escrito, segundo a
la misma Biblia, "Las
Confesiones de San Agustín".
Escrito por Bob
Stanley, y de septiembre, 2008
"¿De modo que me he hecho
enemigo vuestro por deciros la verdad?"
Gálatas
4:16