El Milagro de Lepanto.


Casi desde el principio del Islamismo, hubo guerra sobre guerra entre cristianos y musulmanes. Recordemos las guerras de las Cruzadas que duraron cientos de años, siete mayores y varias menores. Esta es la historia de la Batalla de Lepanto, la cual marcó el fin de las Cruzadas siendo un punto clave en la historia del cristianismo.


La victoria de Charles Martel en Poitiers definitivamente detuvo la invasión musulmana en Europa occidental. En el oriente, los cristianos se mantuvieron firmes ante los ataques musulmanes hasta 1453. En ese año, Mohamed II lanzó graves agresiones contra Constantinopla y en la tarde del 29 de Mayo, la capital bizantina fue derribada. En 1571 los musulmanes estaban instalados fijamente en Europa. Sus embarcaciones presidían el Mar Mediterráneo desde el Estrecho de Bosporus hasta el Estrecho de Gibraltar, constantemente atacando las embarcaciones cristianas a menos que estas izaran la bandera francesa.

El Papa Pío V, en 1571, durante los últimos días de su papado, trató de encaminar a las naciones europeas a unirse en una Liga Santa para detener a los musulmanes enemigos y que retrocedieran en sus atentados contra el continente europeo. Felipe II rey de España y de Austria, respondió favorablemente. Los musulmanes estaban entonces activos en la conquista de Chipre, una isla perteneciente a la República de Venecia.
Los líderes venecianos oficiales, hubieran preferido negociar una co-existencia pacífica de acuerdo con el sultán, pero bajo la influencia de San Pío V, decidieron incluírse en la Liga Santa, al igual que las repúblicas de Génova y Luca, los duques de Savoria, Parma, Ferrara y Urbino.

La flotilla papal fué por supuesto parte de la alianza cristiana. Pío V le pidió a Felipe II que designara a Don Juan de Austria, hijo de Carlos V que contaba con 25 años de edad, como comandante en jefe de una expedición planeada contra los musulmanes.  Después de haber recibido del Papa el estandarte de la Liga Santa, a través del Cardenal Granvalla, la flota de Don Juan de Austria inició su navegación desde Génova hacia Nápoles el 26 de Junio de 1571.
Muy pocos historiadores mencionan que antes de su partida, Felipe II presentó la imágen de Nuestra Señora de Guadalupe a Don Juan, como la que que milagrosamente fue impresa en la tilma del indígena Juan Diego 40 años antes, en México. Don Juan la colocó en la capilla del galeón de su almirante, el genovés Juan Andrés Doria, pidiendo la protección de María para esta expedición.

El 16 de Septiembre, la flota cristiana embarcó hacia altamar. Don Juan ancló en Corfu, donde se enteró que los musulmanes habían destruído pueblos enteros para después retirarse a la costa de Lepanto en el Golfo de Corintio.
Al amanecer del 7 de Octubre, en la entrada del Golfo de Patras, las flotas cristianas y musulmanas finalmente se encontraron cara a cara llevando a cabo la Batalla de Lepanto.

El viento y los factores militares favorecieron a los musulmanes, pero Don Juan no perdió su confianza. Embarcó un galeón rápido para realizar una revisión de su flota. En voz alta exclamó palabras estimulantes a sus guerreros y ellos en voz alta le respondieron. Después de que Don Juan regresara a su posición, los vientos cambiaron misteriosamente para la ventaja de la flota cristiana. Testigos oculares escribieron acerca de este momento especial como el más dramático cambio eventual, resultado de un "factor desconocido".

En ese mismo instante, al amanecer del 7 de Octubre de 1571 --como revelan los archivos del Vaticano-- el Papa Pío V, acompañado por muchos fieles, rezaba el Rosario en la Basílica de Santa María la Mayor. Desde el amanecer hasta el anochecer, las oraciones continuaron en Roma mientras los cristianos y musulmanes embestían la batalla en Lepanto. Cuando terminó, los musulmanes habían sido vencidos. De 270 embarcaciones musulmanas, por lo menos 200 estaban destruidas. También los turcos perdieron 30,000 hombres, mientras las fatalidades cristianas fueron de 4,000 a 5,000 hombres.

El Rosario logró una victoria militar. Como todos los grandes líderes militares que odian la guerra y aman la paz, Don Juan se retiró después de su victoria en Lepanto, y murió unos años después a la edad de 31. Otra figura que formó participó en la Batalla de Lepanto, fue Miguel de Cervantes quien vivió para escribir su famoso tributo a la faena cristiana, Don Quixote.

Posteriormente a la gran victoria cristiana en Lepanto, el Papa San Pío V declaró que el Rosario sería parte de la Misa Vaticana cada 7 de Octubre. Su sucesor, el Papa Gregorio XIII, fue aún más lejos. En 1573 estableció la fiesta del Santo Rosario para que fuera celebrada en todas las parroquias que tuvieran un altar específico dedicado al Rosario.

En 1671 el Papa Clemente X extendió la observancia de la fiesta a toda España.
Solo 12 años después, en 1683, los musulmanes de nuevo volvieron a atacar a Europa. Con 200,000 hombres, sitiaron Viena. Después de meses de valiente resistencia de una tropa de guarnición, la ciudad fue liberada por una armada bajo el mando de Juan Sobieski, rey de Polonia. El Rosario, al que el rey había sido dedicado, fue nuevamente instrumental en otra victoria militar. El Papa Inocencio XI fue consagrado el 12 de Septiembre de ese año al Santo Nombre de María. Las  multitudes musulmanas fueron obstaculizadas una vez más en Peterwardein, Hungaria, por el principe Eugenio durante la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, el 5 de Agosto de 1716. Como resultado de esta victoria, el Papa Clemente XI extendió la fiesta del Santo Rosario a la Iglesia Universal.



24 de Octubre de 1998



 Volver a la Página Principal...