Gemas de San Atanasio   



San Atanasio (295-373), uno de los Padres de la Iglesia y Arzobispo de Alejandría, gran escritor prolífico y defensor de la Iglesia Católica. Es citado por católicos y no-católicos al igual. En su cantidad de textos, menciona a la Iglesia Católica por nombre en muchas ocasiones. 
Enseguida encontrarás algunas de sus "Gemas".
"Así es que los pecadores, y todos aquellos que son ajenos a la Iglesia Católica, herejes y cismáticos, puesto que están excluidos de glorificar (a Dios) con los santos, no pueden propiamente siquiera continuar como observadores del banquete".
Cartas Festales VII, 335 D.C.
"¿Quién es entonces tan negligente, o quién tan desobediente a la voz divina, como para no dejarlo todo, y correr a la general y común asamblea del banquete? la que no se lleva a cabo únicamente en un lugar, pues no en solo un lugar se mantiene la celebración; 'sino que su canto ha ido avanzando por toda la tierra, y hasta el fin del mundo sus palabras'. Y el sacrificio no es ofrecido en un solo lugar, sino que 'en cada nación, incienso y una oblación pura es ofrecida a Dios'. Así cuando de tal manera en cada lugar, de todos ascenderá al Padre amable y bueno, alabanza y oración, cuando la Iglesia Católica entera, que se encuentra en cada lugar, con gusto y alegría, celebra unida la misma adoración a Dios, cuando todos los hombres en común elevan un canto de alabanza y dicen Amén".
Cartas Festales XI,11, 339 D.C.

"Puesto que la fe que el Concilio confesó por escrito, es la fe de la Iglesia Católica".
Epístola sobre los decretos del Concilio de Nicea, 27, 350 D.C., J757
"Bien, entonces, ¿Qué hay de común entre la herejía de Arrio y la opinión de Dionisio? ¿O por qué se le ha de llamar a Dionisio como a Arrio cuando mucha es su diferencia? Pues uno es un maestro de la Iglesia Católica, mientras que el otro ha sido un inventor de una nueva herejía".
Epístola sobre la doctrina de Dionisio, 6, 350 D.C.
"Entonces los arrianos deberían, si su inteligencia fuera sana, haber pensado y mantenido lo concerniente al Obispo: 'Todos son rectos para quien tiene inteligencia, y justos para quien llegó a entender' (Prov. 8,9). Pero desde entonces, no habiendo entendido la fe de la Iglesia Católica, han caído en impiedad, y consecuentemente, mutilados en su inteligencia, piensan que aún las cosas rectas están torcidas y llaman luz a la obscuridad, mientras piensan que la obscuridad es luz, es necesario citar también de las otras cartas de Dionisio, y para mayor condenación de los herejes, declarar por qué fueron escritas. Pues fue de ellos de quienes hemos aprendido a pensar y a escribir sobre el hombre como lo hacemos".
Epístola sobre la doctrina de Dionisio, 12, 350 D.C.

"Permitid que la impiedad de Sabelio y de Pablo de Samosata sea también anatematizada por todos, y la locura de Valentín y Basílides, y la necedad de los maniqueos. Pues si esto fuera hecho, toda la mala sospecha será retirada de sobre todas las manos, y se exhibirá en pureza solo la fe de la Iglesia Católica".
Carta a los Antioqueños (Tomas ad Antiochenos), 3
"¿Cómo pueden ellos entonces ser cristianos, que por los cristianos son arriomaniacos? ¿O cómo son ellos de la Iglesia Católica, quienes se han sacudido la fe apostólica, convirtiéndose en autores de nuevos males?".  
Discurso Contra los Arrianos, I-4, 356 D.C.
"Es conveniente observar que desde el principio la misma tradición antigua, la doctrina y la fe de la Iglesia Católica, aquélla que el Señor nos ha enseñado, fue predicada por los Apóstoles y conservada por los Padres. Efectivamente en ella, tiene su fundamento la Iglesia; y si alguno se aleja de esa doctrina, ni es ni deberá ser llamado cristiano".
San Atanasio, Carta a Serapión de Thmuis, 359 D.C.
"Lo apropiado para un emperador religioso es un deseo de aprender y un anhelo por las cosas divinas; pues así, verdaderamente tendrá 'su corazón' también 'en la mano de Dios'. Desde entonces vuestra piedad deseó aprender de nosotros la fe de la Iglesia Católica, agradeciendo al Señor por estas cosas, aconsejamos por encima de todo recordar a vuestra piedad la fe confesada por los Padres en Nicea. Para esto, ciertos se asientan en la nada, mientras traman contra nosotros de muchas formas, porque no cumplimos con la herejía arriana, y ellos se han convertido en autores de herejía y cismáticos en la Iglesia Católica".  
Carta al Emperador Joviano
"Porque cierto Arrio y los que con él intentaron corromperlo e introducir impiedad en su lugar, afirmando que el Hijo de Dios venía de la nada, y una creatura, una cosa hecha y cambiable. Pero con estas palabras engañaron a muchos, para que incluso 'ellos que aparentemente parecían ser algo, fueran arrasados', con su blasfemia. Y aún así nuestros santos Padres, como hemos dicho antes, prestos se reunieron en el Sínodo de Nicea, y los anatematizaron, y confesaron por escrito la fe de la Iglesia Católica, así siendo esto predicado en todas partes, la herejía suscitada por los herejes podría ser purgada. Entonces esta fe estaba por todas partes sinceramente conocida y predicada en cada Iglesia".
Carta al Emperador Joviano
"Pero aquellos que dicen que el Hijo vino de la nada, o de otra subsistencia y no de Dios; y que hubo un tiempo o edad cuando Él no era, la Iglesia Católica y santa los estima como ajenos. Igualmente a aquellos que dicen que hay tres Dioses (Mormónes); o que Cristo no es Dios (Testigos de Jehová); o que antes de las edades Él no era ni Cristo ni Hijo de Dios; o que Padre e Hijo, o Espíritu Santo, son lo mismo; o que el Hijo no es engendrado; o que el Padre engendró al Hijo no por elección o voluntad; La santa Iglesia Católica anatematiza".
De Synodis, 463, 359 D.C.
Mis inserciones están en paréntesis, para mostrar que no hay nada nuevo bajo el sol. Eclesiastés 1:10
Las herejías antiguas se reciclan a sí mismas.
"Aunque ya se haya suscrito a la carta que dirigí a Arrio y sus seguidores, exhortándolos a renunciar su impiedad y a someterse a la entera fe católica, y habiendo mostrado vuestra rectitud y acuerdo en las doctrinas de la Iglesia Católica: ...".
Deposición de Arrio por San Atanasio, 360 D.C.
"Así como hay un cuerpo de la Iglesia Católica y un mandato nos ha sido dado en la Sagrada Escritura para preservar el lazo de unidad y paz, es acordable para ello, que debamos escribir e indicar unos a otros lo que cada uno de nosotros haga individualmente; de modo que si un miembro sufre o se alegra, podamos o sufrir o alegrarnos con cada uno".
Deposición de Arrio por San Atanasio, 1, 360 D.C.
"Desde entonces nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nos ha instruído por Su propia boca, y también nos ha indicado por el Apóstol en referencia a tales hombres, nosotros por consiguiente, siendo testigos personales de su impiedad, hemos anatematizado, como dijimos, a todos ellos, y los declaramos ser ajenos a la fe católica y a su Iglesia. Y hemos dejado saber esto a vuestra piedad, queridos amados y tan honrados ministros compañeros, para que si alguno de ellos tiene la audacia de venir a alguno de vosotros, podrán no recibirlos, ni cumplir con el deseo de Eusebio, o de ninguna otra persona escribiendo de su parte. Pues venimos siendo nosotros que somos cristianos quienes nos alejamos de todos los que hablan o piensan algo contra Cristo, como de enemigos de Dios, y destructores de almas; ni siquiera "ordenar la velocidad de Dios", para no formar parte de sus pecados, como el bendito Juan nos ha acusado. Saludos a los hermanos que están con vosotros. Los que están conmigo os saludan".
Deposición de Arrio por San Atanasio, 6, 360 D.C.

"De nuevo, no es tedioso hablar de los libros del Nuevo Testamento. Estos son, los cuatro Evangelios, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Después, los Hechos de los Apóstoles y siete Epístolas (llamadas católicas), de Santiago, una; de Pedro, dos; de Juan, tres; después de estas, una de Judas. Además hay catorce Epístolas de Pablo, escritas en este orden. La primera, a los Romanos; siguen dos a los Corintios; le siguen a los Gálatas; después, a los Efesios; luego a los Filipenses; enseguida a los Colosenses; después de estas, dos a los Tesalonicenses, y la de los Hebreos; nuevamente, dos a Timoteo; una a Tito; y finalmente la de Filemón. Además, la Revelación de Juan".
Epístolas Festales XXXIX, 5, 367 D.C.
"ATANASIO a los presbíteros y diáconos y a la gente de la Iglesia Católica en el Mareotis, amados y añorados hermanos, saludos en el Señor". 
Epístolas Festales XLVI

"Estando bien en cuerpo por el favor de Dios, hemos ahora enviado a nuestro queridísimo diácono Eutiquio, para que vuestra santidad más piadosa, como tanto lo deseamos, pueda agradarse en informarnos sobre vuestro bienestar y el de los que se encuentran con vosotros. Pues nosotros creemos que es por vuestras vidas confesores y siervos de Dios, que el estado de la Iglesia Católica es renovado; y que lo que los herejes han intentado desgarrar en piezas, nuestro Señor Jesucristo por sus medios restaura del todo".
Primera Carta a Lucífero de Cagliari
"Pues quién, excepto los arrianos, no ve claramente desde vuestras enseñanzas la verdadera fe y la corrupción de los arrianos. Enérgica y admirablemente, como luz desde la oscuridad, habéis separado la verdad de la sutileza y deshonestidad de los herejes, defendiendo la Iglesia Católica, habéis probado que los argumentos de los arrianos no son nada sino una especie de alucinación, habiendo enseñado que el rechinar de dientes diabólico debe ser despreciado".
Segunda Carta a Lucífero de Cagliari
"Desde entonces sois tal hombre, pedimos al Señor en oración que vosotros oréis por nosotros, que en Su misericordia Él ahora se digne mirar a Su Iglesia Católica, y libre a todos Sus siervos de las manos de los perseguidores; para que todos aquellos también que han caído por sus miedos temporales puedan ampliamente ser capacitados a levantarse ellos mismos y regresar al camino de la rectitud, guiados lejos de donde andan vagando, pobre gente, desconociendo el pozo en el que se encuentran".
Segunda Carta a Lucífero de Cagliari
"Pero aquellos que dicen que Él es una creatura, o hecho, o de nada, o que hubo un tiempo cuando Él no era, la Iglesia Católica anatematiza".
Epístola a los Obispos Africanos, 9, 368 D.C.
"Ahora sería apropiado escribir esto ampliamente. Pero puesto que os escribimos a vosotros que conocen, lo hemos dictado concisamente, orando que entre todos, los lazos de paz sean preservados, y que todos en la Iglesia Católica digan y sostengan lo mismo. Y no lo decimos con el sentido de enseñar, sino de ponerlo en mente. Tampoco somos solo nosotros los que escribimos, sino todos los obispos de Egipto y los libios, aproximadamente unos noventa en número. Ya que todos estamos en una misma mente en esto, y siempre lo señalamos unos a otros si por casualidad no estuviera presente. Siendo tal nuestro estado mental, puesto que estamos reunidos, escribimos ambos a nuestro querido Dámaso, obispo de la gran Roma, dando cuenta de Auxencio...".
Epístola a los Obispos Africanos, 10, 368 D.C.
"Pues este Sínodo de Nicea es en verdad una proscripción de cada herejía. También trastorna a aquellos que blasfeman al Espíritu Santo, y lo llaman Creatura. Puesto que los Padres, después de hablar de la fe en el Hijo, inmediatamente añadieron, 'Y creemos en el Espíritu Santo', para que confesando la fe en la Santísima Trinidad perfecta y totalmente, puedan hacer conocer la forma exacta de la fe de Cristo, y la enseñanza de la Iglesia Católica. Ya es aclarado entre vosotros y entre todos, y no cristiano puede dudar sobre el punto, de que nuestra fe no está en la Creatura, sino en un Dios, Padre Omnipotente, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles: y en un solo Señor Jesucristo Su Hijo unigénito, y en un Espíritu Santo; un Dios conocido en Trinidad santa y perfecta, en la cual bautizados, y en ella unidos a la Deidad; creemos que también hemos heredado el reino de los cielos, en Cristo Jesús nuestro Señor, a través del cual sea dada al Padre la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén".
Epístola a los Obispos Africanos, 11, 368 D.C.

Varios no-católicos me han citado a San Atanasio. De los ejemplos que he mostrado aquí, si yo no fuera católico, y estuviera determinado a no serlo, nunca más daría citas de San Atanasio. 



Compilado el 25 de agosto, 2001

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